Publicado el lunes, 5 de noviembre de 2018
5 maneras de convertir a tu hijo en lector - Parte I
¿Te gustaría que tu hijo fuese un buen lector? Ya desde bebé, puedes estimularlo en la lectura. Aquí te damos 5 consejos prácticos para conseguirlo.
Es un clásico. La preocupación y la pregunta siempre vuelven: «Quiero que mi hijo lea.» A veces surge cuando el niño está aprendiendo a leer, pero cada vez más -en línea con la era de hiperpadres que vivimos, tan criticada pero que también tiene sus cosas buenas- los padres se preocupan por forjar el hábito lector en sus hijos desde que éstos son muy pequeños, muchos años antes de que aprendan a leer. Y hacen bien.
Empezamos hoy una serie de posts con consejos muy prácticos para estimular la lectura en los niños, válidos para todas las edades. Comenzamos por los bebés, pero seguiremos con las siguientes franjas de edad.
Las 5 cosas que puedes hacer con tu bebé para convertirlo en un buen lector:
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Lee tú. Si antes leías y has dejado el hábito precisamente por falta de tiempo, que ahora te ocupa la crianza de tu hijo, recupera el espacio y el momento para la lectura, porque será una parte esencial de la crianza. Así como ahora dedicas más tiempo a organizar y preparar sus comidas para que crezca sano, si tu hijo se acostumbra a verte leer, ten por seguro que esto revertirá positivamente en su desarrollo intelectual.
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Ofrécele libros para bebés. Los de tela y los de baño no son un juguete como los otros. Porque tú le contarás historias a través de ellos y los harán familiarizarse con las páginas. A partir de los 18 meses los niños ya pueden pasar páginas por sí mismos, así que puedes incorporar libros de páginas en cartoné y con esquinas redondeadas. Por supuesto, los libros con texturas son adecuados, pero cualquier libro, simple, con buenas ilustraciones (mejor colores planos) y un tamaño apropiado para sus manos funcionará.
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Cuéntale historias. Tú, con tu propia voz y gestos. No valen los audiocuentos en esta etapa. Cuéntale historias inventadas o reales. Las buenas historias son una necesidad básica también. Y así como quien se ha acostumbrado a comer sano de pequeño es más fácil que coma sano de mayor, quien ha crecido con buenas historias las necesitará toda su vida.
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Léele tu propio libro. La novela que estás leyendo, léesela en voz alta. El niño aprenderá a disfrutar del placer de una buena historia y del efecto hipnótico de un buen relato, y tú harás algo por tu hijo, pero al mismo tiempo por ti también.
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Pon libros a su alcance. No vale que los libros estén arriba para que no los destroce. Incluso si hay libros de adultos a su alcance, permíteles que los manipule y experimente con ellos: puede hacer torres, filas, tocarlos, pasar páginas… ¡Incluso olerlos!