Hoy entrevistamos a Ricardo Rendón, dueño de Abracadabra, una de las librerías infantiles con más encanto de Barcelona.
Buenos días, Ricardo, ¡muchas gracias por recibirnos hoy! ¿Cuál es tu público: niños o adultos?
Los dos. Es decir, cuando hay niños muy pequeños, la mayoría de las veces son los padres los que escogen lo que quieren para ellos. Además, en muchos casos son regalos, por lo que los niños no están presentes. Pero claro, a medida que crecen, ellos escogen y quieren venir a ver qué quieren y qué les gusta. Desde pequeños ya se ve un cierto criterio, pero es más claro y evidente a medida que se hacen mayores.
¿Las familias te piden recomendaciones y consejos o saben lo que vienen a buscar porque ya traen las referencias?
Hay un poco de todo. Cada vez es más habitual que venga gente con la foto en el móvil, porque lo han visto en un blog, una reseña o un boletín. Otros simplemente piden una recomendación: explican cómo es el niño o la niña y qué le gusta. Y por último están los asiduos: saben cómo tenemos organizada la librería y qué tenemos y pasean más en busca de algo que les llame la atención.
¿Por qué dedicarse a la literatura infantil?
Porque me encanta. La descubrí cuando trabajaba como editor hace muchos años (comencé trabajando como editor después de los estudios), y ese primer trabajo la mayor parte del tiempo tenía que ver con la literatura infantil. Ahí la descubrí y me encantó, y desde entonces siempre he estado ligado tanto por trabajo como por interés personal a esta pasión.
¿Cómo ha afectado la crisis a librerías tan especializadas como Abracadabra: más que a las generalistas, menos, en igual medida?
Para mí es un poco difícil hablar de antes y después de la crisis porque yo abrí en 2009, y se empezó a hablar de crisis en 2008. No se sabía muy bien el impacto que tendría, pero ya comenzaba a oírse el término. Por tanto, yo no he tenido el negocio en funcionamiento antes de la crisis, pero digamos que nosotros hemos mantenido un nivel de ventas desde el comienzo más o menos normal: con un pequeño aumento anual y un mantenimiento que te permite continuar. Eso en cuanto a nuestro caso particular, hablando en general yo creo que es claro que a las generalistas puede ser que les afecte un poco más. Hablando específicamente del sector infantil, creo que las familias al tener que recortar gastos debido a la crisis lo hacen en otros muchos ámbitos, pero tal vez menos en el que tiene que ver con los niños. Por lo menos, eso quisiéramos pensar de manera optimista. Por lo tanto sí, puede ser que nos beneficie un poco a los que nos dedicamos a la literatura infantil. Se siguen comprando cuentos, aunque se ha reducido, como todo. Eso se ha notado muchísimo en las actividades: nuestra programación al comienzo era en general de pago (salvo lo que hacíamos en colaboración con las editoriales) y eso se ha reducido básicamente a una a la semana porque la gente no tiene dinero para estos gastos extra. Se nota bastante. Un cuento como regalo, como inversión, que forme parte de la biblioteca y la formación de un niño, se valora de forma diferente y es una compra que no se deja de hacer.
¿Cuál es el secreto de un buen cuento?
Para nosotros lo más importante es que esté bien hecho: que tenga calidad en el texto, en la ilustración, que respete al niño o al lector en general como persona, y por lo tanto que sea algo que le entretenga, que le explique cosas, que le mueva la curiosidad, despierte sus inquietudes y hable con él.
¿Qué opinas de toda esta corriente de educación emocional que parece que está inundando las librerías? ¿Hay modas en la literatura infantil? ¿Hasta qué punto afectan al público, y sobre todo, permean al cliente final, que es el niño?
Sí que está claro que hay modas. Como en todos los sectores, se llevan a cabo ciertas estrategias, actores que intervienen para hacer que unos temas se impongan en un momento determinado. Por ejemplo, antes se hablaba mucho de valores, y ahora se habla mucho de emociones. Como todo esto permea hacia los sectores donde los padres buscan referencias, pues termina llegando a las familias: tanto a los padres como a los mismos niños. Sobre todo son los padres los que se preocupan por el tema, preguntan, quieren involucrarse un poco más en ello. Como todas las modas tiene sus más y sus menos: está bien que los padres se preocupen por la educación emocional de sus hijos, porque es muy importante; pero por otro lado genera demasiado ruido y material que en realidad no merece la pena. En cuanto al tema de las emociones, yo creo que una buena historia siempre tendrá emociones involucradas.
¿Qué franja de edad predomina en los niños a los que van dirigidos los libros que vendéis? ¿No lectores, primeros lectores?
Creo que hay un poco de todo, pero sí que se nota un interés mayor por cuidar más lo que se compra para los más pequeños. Es decir, creo que el sector de primeros lectores más o menos se mantiene, pero en el caso de no lectores (en el que predominaban las traducciones) se empieza a notar un interés de las editoriales locales por producir su propio material, y lo ves también en las familias. Se nota cada vez más un interés en buscar cosas de calidad para niños muy pequeños, y eso siempre es favorable.
¿Tú prefieres los cuentos clásicos o los revisados? ¿Qué buscan más los padres: lo clásico o lo más rompedor?
En cuanto a qué prefiero yo, por supuesto que para mí es muy importante el clásico en su versión original: eso siempre será el punto de partida y creo que es importante empezar por ahí, como en todo. Lo primordial es seguir haciendo buenos cuentos clásicos, con buenas traducciones, y ojalá con ilustraciones vintage, como punto de partida. Revisitarlos siempre es una opción, como en otras ramas de la literatura; se hacen cosas buenas y se hacen cosas malas. En cuanto a las familias, hay mucha variedad: los que prefieren los clásicos, los que buscan lo diferente…
Y ya, volviendo a casa… ¿Cuál es el libro de Patio que más te gusta?
Me gusta mucho el de Maria Dek, Cuando sea mayor, es muy bueno y me encanta su trabajo. Ese libro es muy bonito, hay varios libros del fondo que me gustan bastante, pero este en particular es de mis favoritos.
¿El que más vendes?
Los que más llaman la atención y se venden más son los de Héctor Dexet: Es un jardín y Quién se esconde. Estos aquí han gustado mucho, y por eso diría que son los de Patio que más se venden en Abracadabra.
Podéis seguir paseando por los rincones de esta fantástica librería en c/ Gral. Álvarez de Castro, 5, 08003 – Barcelona.